Resumen
El cambio climático, reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la principal amenaza ambiental, está imponiendo repercusiones sustanciales en la humanidad. Los más afectados son las poblaciones ya marginadas, incluidas las de los países de bajos ingresos, las comunidades económicamente desfavorecidas, las minorías, los desempleados y las personas con enfermedades crónicas o discapacidades. La salud mental se ve significativamente afectada por el cambio climático, con tasas crecientes de afecciones como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático. Sorprendentemente, pocas investigaciones se han centrado en la conexión entre la salud mental y el cambio climático.
Este artículo destaca la importancia de abordar el cambio climático en el contexto de las enfermedades no transmisibles (ENT), específicamente la salud mental, desde una perspectiva de salud pública global. Aclara el aumento esperado de la mortalidad relacionada con el calor, los problemas de salud mental y las cargas psicológicas, especialmente para las poblaciones vulnerables. La justicia climática, cuyo objetivo es distribuir equitativamente los beneficios y las cargas del cambio climático, desempeña un papel crucial a la hora de abordar las disparidades que surgen de este fenómeno. Las comunidades vulnerables en áreas de bajos ingresos, regiones urbanas densamente pobladas y zonas propensas a desastres se ven afectadas de manera desproporcionada, lo que resulta en un aumento de los niveles de ansiedad, depresión y trastornos relacionados con el estrés.